España: siempre con matices

Al hacer un poco de historia social, económica y política de España en los últimos 100 años y tratar de compararla con el devenir de nuestras sociedades vecinas, siempre usamos la misma expresión: "En España sucedió algo parecido, pero con muchos matices".

Creo que lo que nos define como sociedad son esos "matices" que al compararnos con nuestros vecinos europeos nos evidencias como "diferentes". Tuvimos reforma liberal (tímida) y restauración borbónica en el XIX, sucesivos intentos de aperturismo social y de aproximación a los modelos de Estado Social al estilo europeo, tuvimos nuestra devastación particular en una Guerra Civil.Y algo parecido ocurrió en Europa.


Pero mientras que algunos países de Europa caminaban en la construcción de las instituciones del Estado de Bienestar  y de una ciudadanía activa tras la II Guerra mundial como forma de construir sociedades pacíficas a futuro (y contra el Estado Socialista, todo hay que decirlo), España se sumía en una dictadura militar que impidió la convergencia con los modelos económicos keynesianos europeos y negó las libertades individuales y colectivas.

Con el paso del tiempo y la utilización del Estado franquista para enriquecer ilegítimente a determinados colectivos y élites, se fue transitando de la represión directa a otra más sutil. Cierto aperturismo económico y un falso "pleno empleo" fue construyendo lentamente una sociedad de consumo en la que era prácticamente imposible la mobilidad social ascendente (sin acceso a la educación, es muy difícil). En este contexto, el Estado franquista no se puede considerar un Estado Social sino más bien un Estado Despótico que transfiere prácticamente toda la responsabilidad sobre el bienestar de sus ciudadanos/as a la beneficiencia realizada por la Iglesia Católica. 

El modelo asistencial franquista, conocido como "corporativismo despótico" va construyendo sistemas de protección social muy débiles y con muy poca participación desde lo público. Políticas Sociales claramente enmarcadas en el Modelo Residual en el que, además, no están reconocidos los derechos individuales ni los colectivos. La Iglesia Católica y la familia tradicional se convierten en los ejes principales de los sistemas de protección social. Un modelo cuyas características nos permiten hoy, décadas más tarde, encontrar explicación a algunas de nuestras "deficiencias" posteriores ya en la etapa constitucional, en lo referente a nuestros sistemas de protección social.


Los cambios sociales son siempre mucho más lentos. Quizás en estos momentos estemos viviendo el fin de la apuesta ideológica por el Estado de Bienestar español (o "latino", como lo llamaron algunos autores) y estemos transitando en lo social como transitamos en lo político hace 30 años. Es posible. Pero la dirección y sentido del cambio, a la luz de las políticas sociales actuales, no parecen muy halagüeñas. Nuevamente nuestra realidad matiza lo que somos: descontento e indignación, pero muchas dificultades para poder construir las alternativas.Veremos.

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