También es política

Darle un vistazo a la prensa de España (con la distancia justa)  es encontrar una sucesión de hechos que no evidencian sino el malestar de la sociedad española ante lo que parece una situación desde la que no vamos a poder retornar.

¿Dónde está el límite? ¿En virtud de qué consignas? ¿Con qué finalidad?.

El límite está el desempleo (y en lo que implica especialmente el desempleo de larga duración); está en el empleo precario o en el subempleo; está en el incremento de la proporción del gasto que los hogares dedican a alimentos en relación al total de su renta; está en la crisis de la vivienda; está en el incremento de la desigualdad económica y social:  está en las circunstancias de la mayoría.

Las respuestas ante el fracaso de las políticas económicas neoliberales por parte de los Estados de la Unión Europea, han sido más  que equivocadas. ¿Cómo se puede responder con las mismas recetas que han causado el problema?.  No parece lógico. A no ser...que la consigna sea derivar los pocos recursos públicos generados por el trabajo de los ciudadanos y ciudadanas al sector privado. Pero, ¿con qué finalidad?. Es una pregunta retórica

El discurso: crecimiento económico, creación de empleo, reducción del déficit,  mejora de las condiciones de vida de las personas.

Lo que sucede: incremento de la tasa de ganancia de las empresas, reestructuración del sistema bancario deteriorado por la crisis financiera, reducción del gasto público (en especial del gasto social -educación, sanidad, justicia, servicios sociales-), ¿la mejora de las condiciones de vida de las personas?.

Ahora la pregunta es, ¿se puede hacer otra cosa?. Claro que sí. Porque si no puede ser, todos aquéllos que aún creen en la soberanía del Estado deberían inmediatamente dejar de creer en ello y abrazar la soberanía del capital.  Pero ¿son suficientes las políticas económicas desde el enfoque regulacionista?.  Parece que el problema sigue siendo el mismo. No parecen sensatas las recetas cocinadas en el New York Times para los países de la semiperiferia.

Estamos en el momento en el que la coyuntura parece mandar. Estaría bien intentar alejarse un poco. Los gobiernos de los Estados no están atados de pies y manos, pero pueden hacerse pasar por víctimas del contexto y gobernar con mano de hierro contra unos muchos y a favor de unos cuantos. Y eso, también es política.

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